Una mamá de cuento
Dulce como la casa
de chocolate.
Fuerte como princesa
que va al combate.
Buena como un País
de las Maravillas.
Brillante como un sueño
de Campanilla.
Mágica como noche
de Cenicienta.
Alegre como el duende
que uno se inventa.
Paciente como mano
de carpintero.
Humilde como Arturo,
que fue escudero.
Sabia como las voces
del viejo bosque.
Curiosa sirenita
en el horizonte.
Valiente y decidida
cual leñador.
Bonita como todo
cuento de amor.
Vanesa Pérez-Sauquillo
(Historias de papel. Santillana. Lecturas 1 Primaria)
miércoles, 25 de abril de 2018
martes, 17 de abril de 2018
Deseos y prejuicios
Deseos y prejuicios
Tú, que no me deseas,
déjame que te explique:
hay deseos y deseos.
Hay deseos que suceden,
como una brisa que hace levantar la cara
o el roce inesperado de tu mano,
y otros deseos que somos.
Deseos que se te meten por los ojos
y no paran hasta haberte agarrado el corazón.
Deseos que alargan los dientes;
deseos que acortan la vida;
que te queman los dedos
en el deseo de arder, arder y sin medida,
a la medida de tus propios deseos.
Los hay que tienen alas para escapar del mundo,
y todo lo que deje mucho que desear.
Hay deseos que perder, sí,
de esos sé bien que hay.
Algunos son recuerdos.
Algunos son eternos
mientras dura la noche.
Otros en cambio, que parecen caprichos,
hacen que te consumas lentamente
hasta que lentamente los desnudas
y te encuentras contigo en el espejo.
Y entre tantos deseos,
déjame que te explique:
hay deseos y perjuicios.
Tú, que no me deseas,
que no mueves montañas,
que no bebes los vientos,
que no sabes que se puede volar
y estar arrodillado al mismo tiempo,
tú,
tú no entiendes de eso.
Deseos de nunca acabar (Lumen Ilustrados, 2017).
Texto de Vanesa Pérez-Sauquillo.
Ilustraciones de Fernando Vicente.
martes, 10 de abril de 2018
El genio que abandonó Nueva York

Era verdad. Era un genio francés, amigo
de Bartholdi, el escultor. Había entrado en América en una de las 214 cajas en
las que dividieron la estatua, venciendo las inclemencias del Atlántico, como
todos aquellos pobres de la tierra que ahora contemplaban con esperanza su luz
encendida.
«Enviadme a aquellos, los desamparados, los sacudidos por la tempestad. ¡Alzo mi lámpara junto a la puerta dorada!», decía la escultura. El genio no cabía en sí de orgullo.
«Enviadme a aquellos, los desamparados, los sacudidos por la tempestad. ¡Alzo mi lámpara junto a la puerta dorada!», decía la escultura. El genio no cabía en sí de orgullo.
Además, como
la lámpara no tenía propietario (la Libertad era de todos y de nadie), el genio
cumplía los deseos de tantos como la frotaran. Tuvo mucho trabajo en los
comienzos: concedió hogares, reunió familias y hasta logró el poder de devolver
la vida a algunos que la perdieron en los barcos.
Durante todo
el siglo XX fue testigo de muchas cosas. La lámpara sufrió daños en la I Guerra
Mundial, padeció reformas importantes y se cerró al público. Nueva York crecía,
geométrico y deshumanizado, alejándose cada vez más de su luz.
En 1985, tras
décadas de estar con los brazos cruzados, el genio vio cómo guardaban su
antorcha en un museo y en el lugar de su faro colocaban una masa de oro,
totalmente hueca. Fue entonces cuando gritó: «Ça suffit!», ¡hasta aquí
hemos llegado!, disolvió como pudo su contrato con Bartholdi y se marchó de
allí con la firme intención de no volver.
Se refugió en
una taberna de Marsella, donde contaba su historia a cualquiera que se le
acercara. Allí todos lo tomaban por loco. Decían que murmuraba sin parar: «L’or n’est pas
comme la lumière, l’or n’est pas comme la lumière…». El oro no es
lo mismo que la luz.
Deseos de nunca acabar (Lumen Ilustrados, 2017).
Texto de Vanesa Pérez-Sauquillo.
Ilustraciones de Fernando Vicente.
domingo, 1 de abril de 2018
Rectificación Presentación de "Deseos de nunca acabar"
¡Presentamos "Deseos de nunca acabar"!
Será este viernes 6 de abril a las 19.00, en la Biblioteca Elena Fortún (calle Doctor Esquerdo, 189), NO en la Eugenio Trías, como estaba anunciado, porque el Retiro seguirá cerrado.
El ilustrador del álbum, Fernando Vicente, y yo contaremos con la compañía de los escritores Fernando Royuela y Javier Ruescas.
Hablaremos de tipos de deseos, objetos y seres mágicos que los cumplen, los espíritus que los gobiernan... y leeremos alguno de los relatos y poemas del libro. Por ejemplo, el de la sirena que tuvo un romance con Cervantes, el genio que abandonó la lámpara de la estatua de la Libertad... o lo que ocurría en la disparatada Corte de los Deseos. Ah, y habrá alguna sorpresa.
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