lunes, 18 de junio de 2012

Climax Road: Reseña de Dionisia García


CLIMAX ROAD
Vanesa Pérez-Sauquillo
Climax Road
Rialp, Madrid, 2012
He seguido la trayectoria vital y poética de Vanesa Pérez-Sauquillo. Siempre llamó mi atención la claridad de su mirada, y no sólo por el color de los ojos, que responde a ello, sino por la profundidad de la misma, no exenta de inocencia. He comprobado, posteriormente, que mi percepción no era equívoca.
Antes de su primera publicación, Pérez-Sauquillo aprendió y comprendió, tarea ardua y eficaz para entrar con dignidad en el territorio poético. Trabajos editoriales y de traducción, intervenciones varias en torno a la poesía, y aparición de su primer libro, Estrellas por la alfombra, (Hiperión, 2001). A este le sucederían Vocación de rabia, (Universidad de Granada, 2002), Bajo la lluvia equivocada, (Hiperión, 2006), e Invención de gato (Calambur, 2006), libros que han sido avalados con reconocimientos como el de Arte Joven de la Comunidad de Madrid y un accésit del Premio de Poesía García Lorca, entre otros.
Hoy comentamos Climax Road, el libro que ha obtenido el accésit del Premio Adonáis 2011. Si nos atenemos a una de las posibles interpretaciones del título, la elegida en este caso, podríamos decir que las páginas en él contenidas alcanzan el momento álgido de una etapa en el camino iniciado hace años por Pérez-Sauquillo, dentro de una trayectoria que, con independencia en cuanto a su manera de hacer, lleva a cabo junto a poetas de su generación, que situamos, por aproximación, en el año 2000.
Antes de entrar en las páginas de Climax Road, no podemos remediar la tentación de volver la cabeza y advertir la importancia que para Vanesa Pérez-Sauquillo ha tenido el lenguaje en su escritura desde los comienzos. Nos han precedido maestros que han valorado y definido dicha importancia en lo poético. Para Antonio Machado, poesía es la palabra en el tiempo; para Sartre, «La prosa se sirve de las palabras. La poesía sirve a las palabras». Nuestra autora lo ratifica, a través de esa luz que aportan sus palabras, que van más allá del significado de las mismas, porque abren nuevas puertas y sugieren otros mundos. Nos permitimos citar dos versos de un poema anterior, que confirman lo dicho: «Las palabras se afilan / con fuego de palabras». Como era de esperar en la nueva entrega de V. P. S., el lenguaje, ese decir tan personal, se convierte en un soporte mayor, dado que de las palabras surge la emoción estética que sustenta las cuatro partes del libro.
Farmington, en el primer apartado, es ese lugar mítico que dice de una adolescencia permanente entre lo irreal/real (¿por qué no?). En la aspiración a su disfrute continuo puede estar la verdad («… los puentes / cuelgan de las palabras»). Alusiones a Farmington en los otros tres apartados del libro, quizá como referente obsesivo de algo que pudo ser… Niño de hierba, segundo apartado (cuyo título ya es en sí un hallazgo), nos integra en un encuentro con la naturaleza, en el amor a los seres y a las cosas («Niño de hierba, / por ti las bravas amapolas»; «La tarde dibujaba siluetas / y tú durmiendo dentro de una nuez»). En Siete caravanas de insomnio hay un desdoblamiento lírico o voces corales, que permiten un variado contar y cantar sin respuesta («No hay madres que nos peinen / en Farmington / ni abuelos que adivinen las tormentas»). La encrucijada aporta nuevos temas, como el de los “ambulantes/diferentes”, sin olvidar el amor («Mi amor haría crujir las hojas / hasta el tuétano mismo de la savia / si tú me lo pidieras»).
Podríamos afirmar de Climax Road que se trata de un poema unitario. Es posible que así se concibiera, por el ir y venir de aconteceres, títulos y palabras de aquello que importa. En cuanto a la parte formal (verso libre, con endecasílabos y heptasílabos a veces), mantiene la música, el ritmo fundamental en poesía.
Estamos ante un libro que merece atención por la calidad de sus páginas, en ellas encontramos imaginación y verdad, concluyentes en puntos de luz que inducen a la emoción. «Escribimos para aclararnos», nos dice el poeta Muñoz Rojas. Así lo entendemos en la poesía de la autora, por su proceso de indagación, libro a libro.
Celebremos la nueva entrega de Vanesa Pérez-Sauquillo, que, una vez más, alienta a los lectores con su atinada y singular manera de “comprender” y estar en la poesía.
Dionisia García

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