CLIMAX ROAD
Vanesa Pérez-Sauquillo
Climax Road
Rialp, Madrid, 2012
He seguido la trayectoria vital y poética de
Vanesa Pérez-Sauquillo. Siempre llamó mi atención la claridad de su mirada, y
no sólo por el color de los ojos, que responde a ello, sino por la profundidad
de la misma, no exenta de inocencia. He comprobado, posteriormente, que mi
percepción no era equívoca.
Antes de su primera publicación, Pérez-Sauquillo aprendió
y comprendió, tarea ardua y eficaz para entrar con dignidad en el territorio
poético. Trabajos editoriales y de traducción, intervenciones varias en torno a
la poesía, y aparición de su primer libro, Estrellas
por la alfombra, (Hiperión, 2001). A este le sucederían Vocación de rabia, (Universidad de
Granada, 2002), Bajo la lluvia equivocada,
(Hiperión, 2006), e Invención de gato
(Calambur, 2006), libros que han sido avalados con reconocimientos como el de
Arte Joven de la Comunidad de Madrid y un accésit del Premio de Poesía García
Lorca, entre otros.
Hoy comentamos Climax
Road, el libro que ha obtenido el accésit del Premio Adonáis 2011. Si nos
atenemos a una de las posibles interpretaciones del título, la elegida en este
caso, podríamos decir que las páginas en él contenidas alcanzan el momento
álgido de una etapa en el camino iniciado hace años por Pérez-Sauquillo, dentro
de una trayectoria que, con independencia en cuanto a su manera de hacer, lleva
a cabo junto a poetas de su generación, que situamos, por aproximación, en el
año 2000.
Antes de entrar en las páginas de Climax Road, no podemos remediar la
tentación de volver la cabeza y advertir la importancia que para Vanesa
Pérez-Sauquillo ha tenido el lenguaje en su escritura desde los comienzos. Nos
han precedido maestros que han valorado y definido dicha importancia en lo
poético. Para Antonio Machado, poesía es la palabra en el tiempo; para Sartre, «La
prosa se sirve de las palabras. La poesía sirve a las palabras». Nuestra autora
lo ratifica, a través de esa luz que aportan sus palabras, que van más allá del
significado de las mismas, porque abren nuevas puertas y sugieren otros mundos.
Nos permitimos citar dos versos de un poema anterior, que confirman lo dicho: «Las palabras se afilan / con fuego de
palabras». Como era de esperar en la nueva entrega de V. P. S., el
lenguaje, ese decir tan personal, se convierte en un soporte mayor, dado que de
las palabras surge la emoción estética que sustenta las cuatro partes del
libro.
Farmington,
en el primer apartado, es ese lugar mítico que dice de una adolescencia permanente
entre lo irreal/real (¿por qué no?). En la aspiración a su disfrute continuo
puede estar la verdad («… los puentes /
cuelgan de las palabras»). Alusiones a Farmington
en los otros tres apartados del libro, quizá como referente obsesivo de algo
que pudo ser… Niño de hierba, segundo
apartado (cuyo título ya es en sí un hallazgo), nos integra en un encuentro con
la naturaleza, en el amor a los seres y a las cosas («Niño de hierba, / por ti las bravas amapolas»; «La tarde dibujaba siluetas / y tú durmiendo
dentro de una nuez»). En Siete
caravanas de insomnio hay un desdoblamiento lírico o voces corales, que
permiten un variado contar y cantar sin respuesta («No hay madres que nos peinen / en Farmington / ni abuelos que adivinen
las tormentas»). La encrucijada
aporta nuevos temas, como el de los “ambulantes/diferentes”, sin olvidar el
amor («Mi amor haría crujir las hojas /
hasta el tuétano mismo de la savia / si tú me lo pidieras»).
Podríamos afirmar de Climax Road que se trata de un poema unitario. Es posible que así
se concibiera, por el ir y venir de aconteceres, títulos y palabras de aquello
que importa. En cuanto a la parte formal (verso libre, con endecasílabos y
heptasílabos a veces), mantiene la música, el ritmo fundamental en poesía.
Estamos ante un libro que merece atención por la
calidad de sus páginas, en ellas encontramos imaginación y verdad, concluyentes
en puntos de luz que inducen a la emoción. «Escribimos para aclararnos», nos
dice el poeta Muñoz Rojas. Así lo entendemos en la poesía de la autora, por su
proceso de indagación, libro a libro.
Celebremos la nueva entrega de Vanesa
Pérez-Sauquillo, que, una vez más, alienta a los lectores con su atinada y
singular manera de “comprender” y estar en la poesía.
Dionisia García
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